Naming, sobre Ruta Tuga

Aunque hay veces que el nombre de un proyecto nace por sí mismo, aplicar una que otra modificación y recomendaciones de construcción de una marca, potencializa su funcionamiento.

Las tortugas fueron mi salvación en una de las peores etapas de mi vida. De alguna manera las conocía, nadé con ellas en Akumal, y las ví algunas veces buceando, pero… trabajar como voluntaria del Campamento Tortuguero Palmarito me cambió.

Recorrer Playa Delfín de noche, acompañada de Harley, buscándolas para proteger sus nidos, esperándolas, usando la luz roja, verlas buscar el lugar adecuado para desovar, es magia pura.

Allison, la directora del campamento que ha salvaguardado y liberado más de 550,000 tortugas de tres especies distintas en la playa que las vio crecer, me inspiró a crea mi propio parque de diversiones

¿Sabías que las tortugas regresan a la misma playa en la que nacieron para desovar los huevos de sus futuras crías?

Ellas viajan a casa después de viajar por ahí durante 20 años, y cuando están listas en su edad reproductiva vuelven a casa, eso es para mi Ruta Tuga, una ruta para volver a casa, un viaje a casa para renacer.

Se trabaja una lluvia de ideas sobre el brief de la marca y posterior a su se descartan, modifican y/o suman nuevas opciones, buscando conseguir el objetivo de la marca.

En el caso de Ruta Tuga, este proceso, se creo de forma intuitiva, siempre se supo que la tortuga era el elemento, había que encontrar la manera de contarlo para darle sentido.

Hice búsquedas de palabras, probé distintos nombres en bocetos gráficos, en algunos idiomas y lenguas como el maya: “Tuta Aak”; boceté distintos acomodos y colores.

En un proceso de creación, muchas veces debes desprenderte de tus ideas para poder crear una verdadera conexión con las usuarias y crear un verdadero puente de comunicación. Definir un nombre auténtico y con significado siempre será un plus para tu marca.

#harleyaz observando a una tortuga laúd –Dermochelys coriacea-, volver al mar.

Playa Delfín, Oaxaca, México. 2021

Así ha sido mi proceso, ¿cómo va el tuyo? Disfrútalo, medita, dale vueltas, trabaja opciones, no te cases con la primera idea, invierte horas, comprueba que no hay una mejor solución, investiga, habita tu proyecto, es una extensión de ti, eres tu.

¿Mi éxito más grande?

El Cartel Ganador del concurso de Identidad de los festejos del CCXXV Aniversario de la Academia de San Carlos

“Ese día mi papá me acompañó a la Academia de San Carlos a tomar las fotos de escultura de La Victoria de la Samotracia, para diseñar mi cartel del trabajo final de la última materia de la carrera. Estando en el lugar, observando alrededor para encontrar ángulos distintos, vi un un andamio que me dijo en voz baja: -súbete y así la foto va a salir de frente-; por años la complicidad con mi papá fue mágica, sin pensarlo, me ayudó a mover el andamio, y lo sostuvo mientras yo tomé muchas fotos”.

Yaz Ayuso
El concurso hace referencia a una convocatoria realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la Facultad de Artes y Diseño, para celebrar los 225 años de la fundación de la Academia de San Carlos, una de las instituciones más antiguas y prestigiosas de arte y diseño en América Latina.

Era mi último semestre de la carrera en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y el trabajo final era diseñar nuestra propuesta de cartel para el concurso.

Hoy que lo recuerdo, sé que fue resultado de la intuición. Sabía que lo principal era tener mi propio material de trabajo así que fui a la Academia de San Carlos a tomar fotos de una pieza que es muy famosa y representativa del lugar: es la copia de la Victoria de Samotracia.

Mi papá me sostuvo para obtener la foto que nadie más tuvo en su cartel y al mismo tiempo, eso que todos tenían en su cartel: ¡-las alas-!, le corté las alas a La Victoria de la Samotracia, si, pero le di acción, le di fuerza, le di vida y realismo.

En las fotos de abajo, se puede ver que el día de la premiación algunas personas estuvieron en desacuerdo con la decisión, se puede ver el cartel de protesta.

Las cámaras de fotografía y yo.

“Documento con fotos para no olvidar, documento para recordar, para recordarme ver más”

Yaz Ayuso

Mi primer cámara fotográfica fue una Kodak 110, fue mi regalo de cumpleaños número 7, no sabría reconocer de dónde me vino el gusto, pero fue un gran regalo. Desde entonces he tomado fotos.

Primaria y secundaría debí haber jugado con esa cámara Kodak Star 110, compraba rollos y los llevaba a una tienda de revelado para obtener mis fotos en un proceso llamado análogo, dentro del cuarto oscuro con químicos y técnicas artesanales. Con los años, la tecnología evolucionó y cambiamos a un “revelado digital”, en dónde el procesos de impresión permitió tener fotos en papel en menor costo y tiempo, así fueron los siguientes años de prepa con mi Sony CiberShot.

La Minolta fue mi cámara para la universidad, en la carrera tomé cuatro semestres de fotografía, tomar fotos y revelar, hacer encuadres, composiciones, jugar con el ritmo, el movimiento, la luz y las sombras, ahí fue cuando descubrí cómo dibujar con luz; también en esa escuela fue en dónde aprendí realmente el proceso fotográfico, el mismo que muchos años atrás hacía el señor en el cuarto oscuro de su tienda de revelado. Aunque los avances tecnológicos, han ganado peso en la vida diaria, los servicios fotográficos tradicionales aunque artesanales, nunca perderán su magia y profesionalidad.

Después, después empecé a viajar, al mismo tiempo vino la A6000, la mejor recomendación para una cámara digital y exteriores.